viernes, 24 de agosto de 2007

Capitulo 3: Un Halcon Entre Cuervos

Castillo de Larcs. Du’Lucart, Capital de Lucrecio.

Los pasillos del castillo estaban oscuros, solo iluminados intermitentemente por la luz que proferían los rayos de la tormenta que había fuera. Llovía con fuerza, golpeando los cristales y amortiguando las voces que salían de la única sala iluminada de todo el ala izquierda.

-“Si el príncipe se entera estamos muertos, ha demostrado mucho interés en esta niña, y ambos sabemos que el príncipe no es de los que muestran su interés…”-

-“Calla, cuando hayamos conseguido esto con éxito nos convertiremos en la mano derecha de Lucanor, tal como lo fue Loctus. Somos sus mejores científicos, no nos matará… y menos cuando vea nuestro éxito, donde Loctus fracasó nosotros prosperaremos.”

-“Pero nadie ha sobrevivido sin secuelas después de someterse a mas de un 3% del proceso, es el limite… un 25%... vas a convertirla en un monstruo y si no nos mata la cría lo hará el príncipe.”

El primero de los dos hombres ataviados con batas blancas ignoró las peticiones de su compañero y siguió preparando el experimento. En un potro, atada fuertemente de pies y manos yacía inconsciente una niña de apenas doce años. Su larga melena rubia le caía revuelta entre la cara y por la parte de atrás del potro. Llevaba un pijama de color azul que contrastaba con la ausencia de colorido de la sala.

-“Aunque consiguieras que no tenga secuelas su dependencia sería enorme, se acabaría volviendo loca. Ya hemos fallado con los otros ocho especimenes.”

-“Bueno, el nueve es mi número de la suerte”


Castillo de Larcs. Du’Lucart, Capital de Lucrecio. 6 Meses después.

Lucanor Giovanni caminaba hacia la entrada del castillo, Daaku, su mascota, una pantera negra de gran envergadura, caminaba apenas unos pasos detrás de el. Cuando alcanzó la entrada pudo ver al mayordomo, uno de sus cuervos como la mayor parte del personal del castillo, le esperaba junto a dos jóvenes que se encontraban visiblemente nerviosos.

-“El Príncipe Lucanor Giovanni Frey les recibirá ahora”- Con esta palabras el mayor domo se rió y dejo a los tres hombres y la pantera solos. Los dos jóvenes miraron a la pantera y apunto estuvieron de echar a correr.

-“No se preocupen es inofensiva… para ustedes”- Ambos creyeron captar una leve sonrisa en Lucanor para luego darse cuenta que el rictus neutral de su cara no había cambiado en absoluto. –“Imagino que saben para que han sido traídos aquí. Dos de mis mejores científicos sufrieron un… accidente, mientras investigaban en su último proyecto y necesito sustituirlos y según tengo entendido las suyas son las mentes mas prometedoras de mi Universidad. Ahora, síganme, les enseñaré el ala donde van a trabajar.”- A los chicos les pareció haber notado cierto énfasis en la palabra “mi” al referirse a la universidad, aunque no estaban muy seguros, parecía que el tono de voz de Lucanor no había cambiado para nada a lo largo de toda la conversación.


Taberna Río de Espuma. Deimos, Frontera entre Gabriel y Phaion Eien Seimon.


La taberna estaba tenuemente Iluminada por algunas lámparas y una chimenea que crepitaba al fondo, creando decenas de lugares oscuros, los más requeridos del local. El Río de Espuma era conocido a partes iguales por la calidad de su cerveza como por la calidad de sus peleas. Cada día, regularmente durante años, se formaban varias trifulcas en las que participaba todo el mundo, bien como contendientes, bien como apostadores y aquel día no era para nada distinto, dos tipos luchaban cerca de la barra y la gente gritaba enardecida:

-“20 monedas por Johnny!!”-

-“50 a matarratas!!”

-“Otras cincuenta a Jhonny Matarratas!!”

La gente parecía muy segura de a quien apostaba y el tanteo estaba 10 a 1 a favor de un combatiente vestido con un ligero traje negro, ajustado por un fajín naranja. Cuando las apuestas estaban a punto de cerrarse alguien alzó su voz entre la multitud:

-“100 monedas por Shasham”- Aquel hombre, que tapaba su rostro con un elegante sombrero de ala ancha era el único que había apostado por el Kushistaní de dos metros de altura que se enfrentaba al “pequeño” Jhonny Matarratas. Todo el mundo comenzó a reírse y rápidamente aceptaron la apuesta.

El Kushistaní comenzó a atacar pero Jhonny parecía esquivar sin demasiados problemas y el combate entro en una singular monotonía, Jhonny esquivaba un par de ataque y contraatacaba con una patada o un puñetazo rápidos y aunque el Kushistaní parecía no inmutarse Jhonny notó como iba mellando su resistencia. El público arengaba a Jhonny que se crecía por momentos.

El combate prosiguió algunos minutos mas y el cansancio por los golpes comenzaba a ser visible en el enorme Kushistaní, en ese momento y de forma casi imperceptible el hombre del sombrero de ala ancha hizo un leve gesto al tipo que se encontraba detrás de el mientras con la otra mano le deslizaba una bolsa llena de monedas. Aquel hombre se puso en pie, vestía una larga gabardina de cuero marrón, unos pantalones ceñidos y unas botas altas. Llevaba el torso al descubierto mostrando unos trabajados abdominales. Su pelo era corto y de un color pardo, casi negro a juego con la arreglada perilla que llevaba. Caminó hasta la puerta y justo antes de cruzarla metió su mano en el bolsillo y miró a Johnny un momento.

La puerta se cerró con el grito de asombro de la gente. El kushistaní había impactado de lleno a Jhonny en el rostro y este cayó inconsciente al suelo. La gente suspiró decepcionada. Los que habían perdido el sueldo de la semana se marcharon a casa, los demás pidieron otra ronda mientras soltaban improperios contra el luchador caído y miraban al tipo del sombrero mientras se marchaba con el dinero de todos.

Cuando Jhonny recuperó la conciencia estaba tirado sobre un montón de basura y algunas ratas correteaban a su alrededor… eso lo traía recuerdos. Intentó ponerse en pie y se encontró una mano tendida, alzó la vista, ante el estaba aquel tipo de la gabardina que recordaba haber visto en la taberna, fuma un cigarrillo y sonreía mientras lo levantaba.

-“Colega, estás hecho un asco, permíteme que te invite a una cerveza… y a un baño, tengo algo que proponerte.”-

Jhonny que no sabía rechazar una invitación semejante asintió y siguió a su recién adquirido compañero de andanzas.

Posada La Gacela Parda, Deimos. Unas horas después.

Jhonny se sentía extraño enfundado en aquellas ropas nuevas. Mantenía su fajín naranja en la cintura, algo de lo que nunca se desprendía, pero ahora lucía limpio, habiendo recuperado su color. Aquellos ropajes que le había facilitado aquel tipo del que ni siquiera sabía el nombre eran de calidad, cómodos y prácticos, aparte se había dado un buen baño de agua caliente, algo que no sucedía en meses, quizá años e iba a dormir en una cama de plumas mullidas, algo que no había sucedido nunca. La noche pintaba bastante bien.

Cuando descendió del piso superior aquel tipo estaba sentado en una mesa reservada en una esquina, tenía una pinta en la mano y fumaba un cigarrillo, cuando lo vio bajar le hizo un gesto con la mano y Jhonny caminó hacia el. Cuando llegó a la mesa se sentó a su lado, el tipo hizo un gesto con la mano y una camarera de voluptuosas formas le sirvió una pinta de cerveza.

-“2 raciones del estofado de ciervo, preciosa”- Dijo el tipo a la chica que asintió con una sonrisa y se marcho dejándolos nuevamente en la intimidad de aquella mesa.

-“Creo que en primer lugar debería presentarme, soy Eric Vargas, encantado.”- Vargas le tendió la mano y Jhonny la estrechó dubitativo:

-“Jhonny… Jhonny Matarratas.”- Vargas soltó una carcajada y después dio una larga calada al cigarrillo expulsando el humo entre risas.

La conversación giró en torno a trivialidades hasta que por fin Vargas cambió su sonrisa por un gesto serio:

-“En fin, vayamos al grano. He visto tus habilidades en combate, eres bueno y creo que podríamos hacer un gran equipo. Ahora mismo me han encargado eliminar a un grupo de bandidos que actúa en el bosque colindante. Pensé que serían 6 y que podría hacerlo solo, pero al final son 10 y muy probablemente escapa a mis posibilidades. Ahí es donde entras tu… estoy dispuesto a darte un 40 por ciento de la recompensa si me echas una manos, y no hablamos de cualquier suma, son 30 monedas de oro.”-

-Treinta monedas de oro… es mas de todo el dinero que ha pasado por mis manos a lo largo de mi vida…”- Pensó Johnny que no tardó mas de cinco segundos en contestar:

-“Acepto, cuando empezamos?”- Johnny sonreía de oreja a oreja.

-“En cuanto venga ese asado…”- Vargas sonrió y se encendió otro cigarrillo.

Zona Boscosa a varias jornadas de Deimos, Deimos. Frontera entre Gabriel y Phaion Eien Seimon.


-“Estas seguro de que aquí hay ladrones todo parece muy…”- Johnny calló de golpe al ver varias ballestas apuntándole. –“Parece ser que si…”- Tragó saliva, si no había contado mal había al menos cinco ballestas. Vargas, a su lado, fumaba tranquilamente.

-“Parece que les hemos encontrado, tienes cinco delante, cuatro a los lados y otros dos detrás. Son 11, parece que me equivoqué, crees que podrás con uno mas?”- Vargas sonreía mientras pronunciaba estas palabras y estudiaba la situación de sus rivales.

-“Jhony, espero que estés preparado para un viajecito que nunca olvidarás.”- Vargas hizo un gesto con su mano y las cuerdas de todas las ballestas se rompieron. Ambos no tardaron ni un suspiro en reaccionar, Jhonny utilizó sus puños para abatir a dos de sus contrincantes, por su parte Vargas eliminó a otro con una espada de energía que había aparecido en su mano.

El combate prosiguió con Vargas y Johnny aprovechando el tiempo que sus rivales empleaban en desenvainar y reponerse del sobresalto para acabar con dos más. Quedaban seis, Jhony lanzó una potente patada al primero de ellos y empleo su Ki para acabar con el segundo al grito de “Dragón de Fuego”. Por su parte Vargas utilizó sus dotes psíquicas para lanzar varios estiletes y acabar con los tres restantes en una sola maniobra, ambos se miraron y sonrieron, hacían buen equipo.

Mientras recuperaban el aliento Johnny se dio cuenta de que su alrededor había cambiado notablemente. Los árboles parecían retorcerse y todo estaba más oscuro, a parte una media neblina impedía ver más lejos de dos palmos. Antes de que Jhonny preguntara Vargas habló.

-“Bienvenido a la Vigilia, Johnny.”- Vargas se encendió otro cigarro y aspiro hondo el humo que le reconfortó. –“Ahora tenemos que encontrar la forma de salir de aquí. A veces lo desencadena un suceso, otras hay que llegar a algún lugar… tenemos que averiguarlo, lo que no hay que hacer es quedarse parado, así que movámonos. Si salimos de está te prometo que te explicaré como ha pasado todo esto.”- Para Johnny la explicación fue mas que suficiente y ambos se pusieron a caminar.

Parecía que andaban en círculos, en todo momento tenían la sensación de que ya habían recorrido aquellos lugares antes, sin embargo estaban seguros de que avanzaban en línea recta. Mientras que Johnny se ponía mas nervioso por momentos, Vargas mantenía la compostura, conocía a la Vigilia, era caprichosa pero siempre acaba mostrando la salida de alguna forma, al fin y al cabo eran intrusos, estaban fuera de lugar, rompiendo el equilibrio de aquel sitio. Entonces se oyó un leve lamento, un ligero sollozo que venía de algún lugar cercano.

-“Ahí está nuestra salida, la Vigilia siempre te muestra la salida, solo hay que seguir sus señales.”- Johnny miró a Vargas como si se tratará de un loco y seguramente no estuviera muy equivocado. Ambos caminaron veloces hacia el origen de aquel lamento y se sorprendieron al encontrar a una niña pequeña acurrucada entre las raíces de un árbol, estaba empapada y muerta de frío, su larga melena rubia que debía llegarle casi a las rodillas estaba calada y revuelta. Cuando alzo la vista ambos se quedaron paralizados por aquella mirada, por aquella mirada inocente que le lanzaban los ojos mas extraños que jamás habían visto, el izquierdo verde, el derecho, azul.

-“Estas bien, pequeña?”- Vargas acercó su mano para retirarla instantes después con un buen mordisco en ella. –“Será…-“. Johnny hizo un gesto para callar a Vargas y se acercó poco a poco a la niña.

-“Hola, me llamo Johnny y este de aquí es Erik, no queremos hacerte ningún daño, solo ayudarte a salir de aquí. Entiendes mi idioma?”- La niña parecía comprender a la perfección las palabras de Johnny pero no contestó, este, confiado ante la reacción de la niña le volvió a tender la mano. La niña tendió la suya y la retiró rápidamente al primer contacto, al ver que Johnny la sonreía y no se había movido ni un ápice volvió a intentarlo, esta vez asiendo la mano de Johnny con fuerza. Este la trajo hacia sí y la arropó con la parte de arriba de su uniforme de combate.

-“Bien, y ahora que tenemos a la cría que demonios se supone que tenemos que hacer.”- Vargas miraba en todas direcciones buscando una pista, algo que le ayudará a sacar a el y a sus dos nuevos compañeros de aquel lugar que no era el suyo y en ese momento la pista llegó cuando un cote apareció de la nada en el hombro de Vargas y este calló de rodillas gritando.

La niña se asustó y se agarró con fuerza al cuerpo de Johnny que buscaba con todo su empeño la fuente de aquel ataque. Miraba en todas direcciones, agudizando al máximo sus sentidos. Y entonces la oyó, una risa que se escuchaba entre los árboles pero que fue incapaz de ubicar.

-“Vaya, con lo difícil que ha sido localizar a esa maldita niñata y resulta que alguien ha sido capaz de encontrarla antes que yo. Admirable, si, admirable.-“ Aquel tipo volvió a reírse, Jhonny se percató de que se movía a gran velocidad entre las ramas de los árboles, aunque siempre se daba cuenta de su presencia unos segundos después de que hubiera abandonado el sitio donde Johnny miraba. Entre tanto Vargas se puso en pie.

-“No sabes a quien has ido a cortar maldito estúpido, te haré picadillo antes de que puedas decir perdón para salvar tu insulsa vida.”- Vargas hizo un gesto con sus manso y de dos cinturones cruzados que llevaba al pecho comenzaron a salir estiletes que flotaban en el aire, con otro gesto los lanzó en múltiples direcciones. Un grito le indicó que había acertado.

-“Malditos estúpidos, había pensado dejaros ir si me dabais a la niña conformándome con haberos amputado un brazo o dos. Pero no, no podíais aceptar la suerte que teníais. Me provocáis, me insultáis, tratáis de humillarme, me obligáis a mataros, si, me obligáis.”- El viento pareció moverse y en el cuerpo de Vargas aparecieron cuatro cortes que sangraron profusamente, dos en los hombros y dos en el pecho, Vargas alzó la vista mientras caía de rodillas al suelo, herido de muerte.

-“Al final me abandonó la suerte.”- Dijo mientras caía definitivamente al suelo, inconsciente.

-“Ahora es tu turno, mestizo, si, es tu turno.”- La voz hablaba entre risotadas que ponían más nervioso a Johnny. Este dejó a la niña acurrucada en el árbol donde la encontraron y se puso delante de ella protegiéndola.

-“Estáis dispuestos a morir por una estúpida cría, que honorable, si, que honorable. Si es eso lo que queréis… MORID!!!!!”- Johnny pudo sentir la ráfaga de viento venir hacia el pero no pudo evitar los golpes, tres cortes se abrieron profundamente en su cuerpo, haciéndolo sangrar. Cayó de rodillas, la vista se le nublaba, las fuerzas le abandonaban, sintió frío, un frío que entraba por los pies y se agarraba fuerte a su propia alma, ese frío arrancaba con rabia su vida, se lo llevaba.

En ese momento pudo ver a su atacante, como se acercaba a la niña. Llevaba dos extrañas armas en cada mano, parecidos a unos chakran, llevaba la cara tapada completamente por unas vendas negras y solo se podían ver sus ojos, sus negros y oscuros ojos, Johnny se prometió a si mismo que no olvidaría esa mirada.

El tipo se acercó a la niña mientras Johnny no podía alejar la vista de el, impotente, inmóvil, miraba como aquel bastardo se acercaba a aquella niña indefensa.

-“Tengo que devolverte viva, si, viva. Pero no me han dicho que no pueda jugar un poco contigo antes, que no pueda divertirme… no creo que les importe si te faltan un par de dedos, si, no creo que les importe.”- La retahíla de aquel tipo fue detenida cuando un fuerte puño impactó de lleno en su rostro lanzándolo un par de metros por el suelo.

-“Márchate, niña, corre, ahora… huye de aquí… arghhh!!!”- Aquel hercúleo esfuerzo había abierto aun más las heridas de Johnny que dejaba un enorme reguero de sangre a su paso. Se mantenía en pie mas por fuerza de voluntad que por su propia fuerza, protegiendo a la niña.

-“Te mataré maldito, te mataré!!!!”- El misterioso hombre gritaba enloquecido mientras se levantaba dispuesto a cargar contra el moribundo tao. Cargó su puño echándolo hacia atrás y sonriente se lanzó contra Johnny que cerró los ojos y se abandonó a una muerte segura mientras pensaba que al menos había podido ganar algo de tiempo para que aquella niña se salvara. Pero la muerte no llegó, abrió los ojos y vio un dorado pelo que ondeaba ante el. La niña con una cara de determinación que no tenía nada que ver con la de miedo que presentaba anteriormente había detenido el golpe con un pequeño revolver plateado. El tipo la miró sorprendido y sus ojos se cruzaron a tiempo de ver como los ojos de la niña se tornaban completamente negros. En ese momento un aura de tremenda energía rodeó a la niña haciendo caer a Johnny de espaldas y obligando al asaltante a recular, las piedras se movieron hasta que el flujo de energía se detuvo. La niña que ante la acumulación de energía flotaba en el aire cayó con suavidad en el suelo apoyando en primer lugar las puntas de sus pies y luego el talón.

El asaltante la miró sorprendido y lanzó un nuevo para llevarse la sorpresa de que la niña ya no ocupaba el lugar donde el hendía su arma. Una patada que lo lanzó varios metros en el aire lo sacó de su ensimismamiento, mientras intentaba recuperar el equilibrio el en aire un impacto con el talón lo lanzó a gran velocidad contra el suelo levantando una nube de polvo enorme cuando impactó contra el.

El tipo se levantó de entre la nube de polvo, su cuerpo estaba lleno de magulladuras y arañazos y de su boca se escapaba un hilillo de sangre. Miró en todas partes buscando a su objetivo pero no lo encontraba. Se escuchó un disparo y un dolor enorme le taladró el hombro. Se escuchó otro, otro mas, así hasta 12, el tipo no caía pese a estar llenó de agujeros de bala que sangraban con profusión.

-“Necesitas mas para tumbarme maldita cría. 12 disparos de bala y ni uno en la cabeza. Estas muerta, me oyes, estas muerta”- Aquel tipo apenas podía moverse cuando la niña apareció frente a el y con un gesto abrió los tambores de los revólveres. De su interior cayeron 12 casquillos que se deshicieron en energía según caían mientras los tambores aparecían repletos de balas nuevamente y con un gesto de su mano los cerró. Alzó las manos y apuntó al tipo. Se oyeron 12 tiros más, esta vez, 12 en la cabeza.

Zona Boscosa a varias jornadas de Deimos, Deimos. Frontera entre Gabriel y Phaion Eien Seimon. Varias horas después.

Vargas abrió los ojos y se encontró con que el sol le daba de lleno en ellos. Los entrecerró… estaba vivo. Se levantó y se miró, sus ropas tenían las marcas de los cortes sin embargo el no mostraba ni un rasguño. Johnny seguía inconsciente pero estaba en el mismos estado que el… ni un rasguño. Aquella niña yacía a su lado inconsciente. No entendía como pero su suerte parecía que volvía a sonreirle, se acerco a Johnny y lo despertó con unas leves palmadas. Abrió los ojos y apunto estuvo de golpear a Vargas hasta que se dió cuenta de la situación, se acerco a la niña y comprobó que seguía viva.

-"Erik, nos ha salvado. Esta niña nos ha salvado... acabo con aquel tipo... ella sola."- Vargas se encendió un cigarrillo.

-Vamos, se de alguien que puede ayudarla."- Dicho esto se giró y comenzó a caminar alejandose del bosque hacia unas colinas cercanas.

Colinas cercanas a Deimos, Deimos. Frontera entre Gabriel y Phaion Eien Seimon. 2 dias despues.


Los dos lucían cansados, dos días andando acababan con caulquiera. A lo lejos por fin vieron una pequeña casa de madera.

-"Anciano!!! Anciano!!! Soy yo, Erik, donde estas? Tengo una urgencia!"- Vargas gritaba con sus últimas fuerzas y vio resueltos sus anhelos cuando un anciano salió por la puerta de la casa. Tenía una larga y poblada barba totalmente blanca y un pelo fuerte y largo que cais sobre sus hombros.

Para sorpresa de Johnny el viejo se movió con mas soltura de la que esperaba y sin que apenas se diera cuenta le quitó a la niña de entre los brazos y la subió lo que quedaba hasta la casa. Mando a ambos a descansar diciendo que se encargaría de todo.

Ambos cayeron rendidos mientras el anciano se quedó encargandose de la niña.
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Varias horas despues ambos despertaron, el anciano había dejado a la niña durmiendo en un sillón y trabajaba en una mesa de alquimia. Los dos esperaron en silencio a que el anciano terminara su trabajo.

Cuando terminó se acercó a ambos con una caja que contenía 12 ampollas de un líquido amarillo.

-"No se exactamente que le sucede a esta niña, en su sangre hay un componente que jamás antes había visto en mi vida. Un líquido negro, y su cuerpo parece depender de el, aunque tambien le da unas carácterísticas únicas, además se le ha manipulado mas allá, tine un cristal psíquico y uno mágico que le permiten usar ambos poderes y ella misma es usuaria del Ki, esta niña puede llegar a convertirse en un mosntruo si llega a depender demasiado de ese líquido. Estas ampollas paliaran los efectos pero no los detendrán, debe tomar una al mes contando a patir de hoy, hay 24, si cuando se acaben necesitais mas podeis venir a por ellas, es todo lo que puedo hacer."-

Ambos escucharon atentamente al anciano y mirandose, en silencio, se hicieron una promesa ese día, velarían por aquella niña que les había salvado la vida, se lo merecía.

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